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De Jorge Pretelt a Carlos Gaviria

Un abismo los separa. El mismo que hoy divorcia este aire irrespirable de corrupción, del ejemplo que ofrece el camino hacia un país honrado y libre. El contraste impacta con toda su fuerza, por una coincidencia dramática: la muerte de Carlos Gaviria, expresidente eximio de la Corte Constitucional, y el escándalo suscitado por sindicaciones de alto calibre contra Jorge Pretelt, hoy cabeza vergonzante de la misma institución. Ignora él que quien se eleva a esa dignidad deja de ser ciudadano del montón. A éste se le exige buena conducta. Pero de aquel se espera honorabilidad a toda prueba, sin resquicio de sospecha. Gaviria respondió con creces a ese imperativo de sabiduría y pundonor. A Pretelt se le investiga por presuntos tratos y negocios con sujetos de oscuro pedigrí.

Se acusa a Pretelt de cobrar comisión por una tutela. Pero, más grave, por despojo de tierras y desplazamiento, delitos de lesa humanidad. Habría comprado él predios de campesinos agredidos por hombres de Monoleche, paramilitar adscrito a la casa Castaño. Escribe Santiago Martínez (Espectador, III, 29) que Reinaldo Villalba, una de las víctimas, mencionaba en su denuncia de los hechos al citado paramilitar y a Pretelt. Reveló presiones de El Burro, y que éste le había entregado su finca a Teófilo Hernández, según él, representante legal del predio que es hoy del magistrado. Las operaciones de compra-venta se habrían formalizado ante el Notario Segundo de Montería, Lázaro de León, capturado el año pasado por vínculos con paramilitares. Según la Fiscalía, De León formalizó cientos de compras ilegales de tierras obtenidas a la brava. Y tendría relación con la cuñada de los Castaño, Sor Teresa Gómez, de Funpazcor, y con el Fondo Ganadero de Córdoba.

Certifica Notariado y Registro que este Fondo compró casi todos los predios adquiridos a huevo por empresarios y paramilitares. 46.000 hectáreas, dice el presidente Santos. Los ganaderos beneficiados habrían acudido a los buenos oficios de Sor Teresa, y muchas de esas tierras terminarían en manos de los Castaño y de Mancuso. Cuya hermana, Rossana, sería amiga personal de Martha Ligia Patrón, esposa de Pretelt. La troika que legalizó el despojo en Córdoba y Urabá se integró con Funpazcor, el Fondo Ganadero de Córdoba y la Notaría Segunda de Montería. La Fiscalía investiga posible relación de Pretelt con ese Fondo.

Muchas coincidencias en esta desapacible cadena de entuertos. Muchas preguntas deberá absolver Pretelt ante los jueces este jueves, sin burlar la asociación entre ética y derecho. Como lo postulara su antípoda intelectual y moral, Carlos Gaviria, a su paso por la Corte. De otro lado, sus sentencias sobre derechos fundamentales y de minorías oprimidas hicieron historia. Mentor de la democracia liberal, se congratulaba Gaviria de que el Estado de derecho hubiese derrotado el despotismo del monarca; de que el poder arbitrario quedara sometido a las reglas del derecho: es una de las grandes conquistas de la humanidad, escribió. Para él, libertad individual y autonomía plena de la persona eran una y misma cosa. Pero también proclamó que a la libertad no se llega de no vencerse la pobreza.

Si como jurista y maestro alcanzó Gaviria la cima, como mentor de los excluidos le dio a la izquierda la más alta votación en su historia. Aunque, confiado e inexperto en política menuda, en aras de la unidad del Polo se dejó arrastrar por su dirigencia hacia el error de condenar tardíamente al alcalde Moreno, puntal del nefasto carrusel de Bogotá. Mas queda el ejemplo de su vida toda, acicate para el país que se revuelve contra la carroña. Un consuelo, ante el desenlace abrumador de que nos dejara el humanista y se quedara el capataz.

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